El Metropolitano amaneció con un mensaje claro: prohibido fallar en casa. Y el Atlético de Madrid lo cumplió, aunque no sin drama, polémica ni sudor. En un partido que tuvo de todo —un gol anulado, lesiones, milagros bajo palos y una conexión argentina que rompió la muralla pamplonica—, los de Simeone firmaron un 1-0 que vale más por la insistencia que por el brillo.
El VAR apagó la euforia y Herrera encendió la épica
El encuentro comenzó con el guion que todos esperaban: dominio absoluto del Atleti, presión alta y el Metropolitano empujando. A los nueve minutos, la grada explotó con un zurdazo cruzado de Álex Baena tras un pase quirúrgico de Julián Álvarez. Pero la alegría duró lo que tardó el VAR en intervenir: Griezmann había bloqueado a Boyomo en la jugada. Gol anulado. Y Simeone, desencajado, pedía explicaciones al aire.
El Atleti no se derrumbó. Griezmann y Barrios lo intentaron con insistencia, pero Sergio Herrera se erigió como un muro inquebrantable. El guardameta navarro firmó una primera parte antológica, deteniendo un remate envenenado de Griezmann y otro de Julián Álvarez antes del descanso. Mientras tanto, Osasuna resistía con orden y fe, y hasta se permitió algún susto con disparos de Víctor Muñoz y Torró.
El primer acto cerró con el equipo madrileño atascado, entre lesiones —Nico González y Rosier se marcharon tocados— y frustración. El dominio era total, pero el marcador seguía en blanco: 0-0 y caras tensas camino del vestuario.
Almada y Giuliano, conexión argentina para romper el muro
El segundo tiempo fue un asedio en toda regla. El Atleti jugaba en campo rival, lanzando centros, buscando espacios, intentando de todas las formas posibles abrir el marcador. Llorente rozó el gol con un zurdazo potente, Giménez cabeceó alto y Herrera, otra vez, multiplicó sus manos y pies para evitar lo inevitable.
Simeone movió el tablero: Sorloth entró por Griezmann, Gallagher por Koke, y minutos después, Thiago Almada reemplazó a Baena. El cambio sería decisivo.
En el minuto 69, Giuliano Simeone rompió por la derecha con una arrancada llena de determinación. Burló a Bretones, levantó la cabeza y puso un pase atrás medido para Thiago Almada, que empujó con serenidad. Gol del Atleti. Gol argentino. Gol que hizo temblar el Metropolitano.
El grito fue más de alivio que de euforia. Tras tanto insistir, el fortín rojiblanco volvía a resistir gracias a su fe y al talento de sus nuevos protagonistas.
Oblak, guardián de la victoria
Cuando el partido parecía cerrado, Osasuna tuvo la suya. En el minuto 82, Budimir cazó un balón suelto dentro del área pequeña. El empate parecía inevitable… hasta que Oblak, con un pie milagroso, mantuvo el 1-0 y selló la noche.
El Metropolitano sigue siendo territorio prohibido
Con esta victoria, el Atlético refuerza su fortaleza como local —13 de 15 puntos posibles— y demuestra que, aun sin brillantez, sigue siendo un equipo capaz de ganar a través del sufrimiento. Almada deja su primer gran sello en el Metropolitano, Giuliano confirma su papel como revulsivo de oro y Oblak, como siempre, responde cuando más lo necesitan.


